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martes, febrero 01, 2005

Top 5: tv 

Juan Pablo Martínez:
1- Indomables (América)
2- South Park (Locomotion / MTV)
3- Scrubs (Sony)
4- The O.C. (Warner)
5- De 3 en 3 (People & Arts)
Peor: Policías en acción (Canal 13)

Leandro Rosenzveig:
1- Repeticion de los simuladores
2- Curb your entusiasm
3- Especial seinfeld
4- That 70's show
5- Indomables

Juan Manuel Dominguez:
1- South Park (Locomotion)
2- Star Wars: Clone Wars (Cartoon Network)
3- Indomables (America)
4- E-24 (13)
5- The office (I-Sat)
Peor: Sangre Fria (Telefe)

Agustina Larrea:
1- South Park
2- Gilmore Girls
3- Confidencias (Cosmopolitan TV)
(y ahí me quedo porque no vi mucho más)

María Marta Sosa:
1- Indomables (América)
2- Nip/Tuck (Fox)
3- Mujeres apasionadas (TELEFE)
4- Conecta2 (13)
5- The O.C. (Warner)
Peor: Videomatch

Sebastián Nuñez:
1- South Park (Locomotion-MTV)
2- The Office (I-sat)
3- Cha cha cha (I-sat)
4- Indomables (America)
5- El show de la Premier League (Fox sport)
El peor: Sin código (Canal 13)

Guido Segal:
1- The Office (incluyendo los especiales de navidad) (Space)
2- The outer limits (Retro)
3- Arrested development (Fox)
4- La Hora de la Pantera Rosa (Nickelodeon)
5- Family Guy (Fox)

Naza Chong:
1- Policías en acción
2- Cheaters (Infieles)
3- Motel Spaghetti
4- Curb Your Enthusiasm
5- Call Tv
Bonus: los tipitos que juegan al póker en espn (doinde está el Moneymaker ese de gafas, los de sony no porque apestan como casi todo lo que pasa/ó por ese canal).
Peor: Celebrities Uncensored

miércoles, octubre 20, 2004

Lecciones de fascismo con estética demodé 

Mosca y Smith (2004, Telefé). Dirigido por Diego Kaplan, con idea y realización general de Ramiro Agulla y Carlos Bacetti. Con Fabián Vena y Pablo Rago.
TV
Puntaje: 2

Los afiches callejeros, teñidos de esa gama de rojo tan supuestamente retro, llamaban al menos la atención. Las dos caras protagónicas, actores entrañables y de respetable trayectoria, también representaban un aliciente. Claro que, como contrapartida, teníamos al logo de Telefé, emblema del menemismo, de la degeneración, del lavado de cerebro televisivo, de la perversión encubierta y de todo eso que odiamos los hombres de bien y anhelamos ver morir algún día (incluyo en el paquete a la revista Gente, a Pancho Dotto y a Barrionuevo). Los nombres de Agulla y Bacetti, prototipos del banana argentino y propagadores de esa clase de publicidad insulsa y socarronamente intragable, basada en sarcasmo fallido y sinsentido barato -mal copiado de Cha Cha Cha- tampoco ayudaban. Era cuestión de prender la tele.
Hay que reconocer que la serie tiene una lograda estética retro, sobre todo desde la iluminación. Pero ahí se detienen los logros. Porque la puesta en escena es subtelevisiva, toscamente publicitaria; planos funcionales, abuso de angulares y ni un sólo zoom brusco, fundamental si vamos a parodiar a Starsky y Hutch en versión local (recomiendo, para entender la idea con un contraejemplo, ver la formidable película protagonizada por el dúo Stiller - Wilson bajo las órdenes de Todd Phillips).
Pero lo más desagradable de Mosca y Smith no está en su realización, sino en su pensamiento retrógrado, en su crasa generalización de las comunidades étnicas y en la bajeza (tanto moral como creativa) de sus gags. Si la idea, retomando a otro ícono de los setentas, era imitar a la imagen fascista y reaccionaria de Harry el Sucio, quien "no discriminaba porque odiaba a todos por igual", otra vez los muchachitos publicitarios erraron el concepto. Había una tremenda ironía detrás del personaje de Eastwood: Don Siegel establecía una distancia de él y no dejaba de dotarlo, cada tanto, de un gesto tierno que lo obligaba a contradecirse. Es fundamental entender que no es lo mismo burlarse de los prejuicios sociales que llevarlos a la apoteosis. Porque, vamos a aclarar, llamar a los coreanos "chinos" todo el tiempo, obligar a uno de ellos a que sólo entienda el español cuando se le habla con la letra L, hacer que los judíos sean avaros y hablen con acento exagerado, dar a entender que todos los peruanos son indocumentados, etc., no es reírse con las comunidades sino de ellas. Es xenofobia encubierta por comicidad, lo cual hace aún más grave el gesto de los realizadores.
Vena y Rago llevan adelante el guión que les tocó y Kaplan, un tipo que hasta ahora se mostró inteligente y personal, brilla por su transparencia. Concedo que recién va un capítulo, pero no cometamos el grosero error de confundir la realización en broma con la ligereza narrativa, estructural e ideológica. No vaya a ser que después nos vuelvan a insistir que eso de que se está proponiendo una nueva televisión, cuando la evidencia muestra que la mierda es la misma pero lo que cambió es el olor.
Guido Segal.

martes, octubre 28, 2003

Araña ojos de píxel 

El hombre araña: La serie (Spider-man, Estados Unidos, 2003). Dirigida por Patrick Carroll, Johnny Darrel, Sean Frewer, Ezekiel Norton. Escrita por Brian Michael Bendis. Ficha técnica.
TV
Puntaje: 6.

Brian Michael Bendis es un nombre que se puede leer en la portada de más de media docena de comics en Estados Unidos, pero además es el responsable, mucho antes del film de Raimi, de rejuvenecer al arácnido Peter Parker mediante una serie llamada Ultimate Spiderman (actualmente a la venta en Argentina). En Ultimate se contaba desde cero la historia del héroe articulando sus problemas y los viejos códigos de Stan Lee a estos años locos. Bendis logra hacer del día a día del superhéroe una aventura de la ciudad y de la juventud, convirtiéndolos en elementos esenciales de la narración, y no simples mcguffins que adornan la eterna y romántica ecuación héroe + personajes secundarios + salvar metrópoli = algo que cierre. Un gran poder implica una gran responsabilidad, y un mega éxito implica secuelas. El hombre araña: la serie es entonces un coletazo que asimila la forma de una fritura construida en base al éxito de la película junto con la novedad narrativa de Ultimate Spiderman. La elección de Bendis como escritor es un claro acercamiento a este nuevo universo revisitado y expandido al reinventar situaciones y personajes clásicos del cosmos del arácnido. La serie va por la cadena (en más de un sentido) Mtv, donde la juventud siempre es divino tesoro y tesorero, por lo que el uso de la animación digital puede entenderse como una forma de embelezar los ojos del pueril espectador, para perder tras píxeles el contenido. La animación que utiliza es tosca, casi de un mal videojuego; los movimientos, cuya textura eran de fantasía en la película, parecen brutamente copiados y pasteados. Porque Bendis, truebelievers, aplica su fórmula como una versión camp del Dr. Jeckyll, para transformar un tosco dibujo en algo que puede llegar a romper otra cosa a partir de sus novedades, de sus aventuras, y sobretodo, de la visión de Peter Parker como un angustiado adolescente al cual le duele más su juventud que los golpes de sus enemigos. Un pequeño Hyde que desea hacer el bien y posee superpoderes. Como cualquiera de nosotros.
Juan Manuel Dominguez.

jueves, octubre 02, 2003

Tiempo de descuento 

Hospital público (Argentina, 2003) Dirigido por Edi Flehner. Con Pablo Rago, Mauricio Dayub, Natalia Lobo, Virginia Innocenti. Ficha técnica.
TV
Puntaje: 3.

Los creadores de Hospital público, operando con precarias condiciones estéticas y creativas, osaron reproducir el imaginario E. R. En un mal intento de emular a la serie creada por Michael Crichton, la producción argentina calcaba los procedimientos empleados, de manera magistral, en E. R. Los extenuantes planos secuencia que recorren la sala de emergencias del Chicago County General, mostrando el impecable proceder de los doctores, así como sus intensas relaciones amorosas, los problemas con el sistema de salud, las tramas del poder, más el tratamiento de todos los males contemporáneos, no pueden ser imitados jamás.
Camuflando la carencia narrativa, Hospital público ahondaba en las historias personales de los personajes centrales (como los actores no estaban a la altura de las circunstancias, los personajes no gozaron de un desarrollo feliz; los únicos afortunados fueron el Dr. Benegas, interpretado por Pablo Rago, y la Dra. Dickman, interpretada por Jimena Anganuzzi), irrisorias intrigas por la jefatura de emergencias y mostraba ridículos e invisibles procedimientos médicos. Los baches del relato, acentuados por las densas interpretaciones, la grandilocuente temática inspirada en hechos reales, y la poca capacidad de resolución hicieron que el programa carezca de atractivo. Mientras Hospital público resultaba insostenible, Cuatro Cabezas volvió al ataque con la gran sorpresa del año: E24.
El Dr. Tartaglione (a principio de año, el Dr condujo Código de tiempo, producción de Cuatro Cabezas, que presentaba gloriosos testimonios de pacientes con afecciones terribles; el producto conseguía todo el rigor médico que las historias requerían y lograba, mediante una impecable edición, condensar la emoción) relata, desde la guardia del Hospital Fernández, la labor excepcional del grupo de médicos "emergentólogos". La tensión narrativa de E24 es desmedida. Los doctores ceden ante las preguntas de Tartaglione y se dejan ver. Los casos se tratan en relatos cerrados y la emoción se mantiene durante los inmensos bloques del programa. El abismo entre E. R. y el resto del mundo hoy comienza a acortarse. Sólo parece infranqueable la creación de una nueva ficción que asuma el excitante riesgo de retratar, con éxito, la labor médica.
María Marta Sosa.

miércoles, septiembre 24, 2003

Los cuatro fantásticos 

Los Simuladores (Argentina, 2002). Dirigido por Damián Szifrón. Con Federico D´Elía, Alejandro Fiore, Diego Peretti y Martín Seefeld. Ficha técnica
TV
Puntaje: 9

Existe un universo distinto: Los Simuladores. Un universo que resulta ser ostentosamente absurdo pero decoroso e histriónico, que al sistema le hace críticas políticas y sociales sinuosas (al límite de lo ejemplar y bordeando lo cotidiano), que brilla con un humor irresistible y es absolutamente honesto. Tiene historias/casos que uno no puede dejar de ver y el cariño de los espectadores hacia los personajes es poco usual. Szifrón, el padre de la criatura, disfruta la aventura clásica y propone un programa popular, inteligente, con segundas y terceras líneas, que atrapa a todos los sectores de la población.
Los simuladores son rígidos en su trabajo y en su vida. Tienen disciplina y ejercen tácticas militares pero a la vez se burlan de ellas. Parecen mirar el sistema desde arriba, siempre en tercera persona, sin dejar cabos sueltos. Eligen sus trabajos y hacen justicia siendo siempre fieles a una ética prescripta e histórica.
La aventura en esta segunda temporada estuvo de la mano de Verne y Conan Doyle. Pero además de la literatura de género, Szifrón maneja muchos recursos cinematográficos que están cada vez mas expuestos en esta segunda temporada. Es notoria la influencia y admiración a Cameron, Spielberg, Woo, Eastwood, Lucas, Coppola y clásicos como Hawks, Ford, Wilder e inclusive Hitchcock.
En esta temporada se utilizó el personaje de Milazzo, que regula más que nunca a la serie con continuidad y que hace registrar a los héroes frente a su enemigo número uno. Los capítulos tienen tramas completas de casos (generalmente uno o dos) que siempre acompañan al crecimiento y acercamiento de Milazzo, que en los primeros capítulos rescribe a un perfecto Terminator. El espacio de construcción es similar al de series como Nikita, Camaleón o El fugitivo, que también tenían o tienen sus historias propias, pero están narradas en ejes particulares que se relacionan entre capítulos por contigüidad. Los cuatro son hombres, parecen solemnes, pero particularmente uno de ellos tiene un costado cariñoso muy expuesto. Medina en esta segunda temporada explotó con su ternura frente las increíbles miradas destructoras de Lampone.
Los Simuladores no es un producto que parece cinematográfico, es un producto televisivo que utiliza con habilidad herramientas del cine. Cosa que otros no hacen. No respetan a sus padres. Ahí esta la diferencia.
Leandro Rosenzveig.

posteado en cinequanon el sábado 30 de agosto del 2003.

Imitación de la vida 

El clon (O Clone, Brasil, 2001). Dirigida por Jayme Mojardim, Mario Márcio Bandarra, Teresa Lampréia, Marcos Schechtman y Marcelo Travesso. Con Murilo Benicio, Giovanna Antonelli, Reginaldo Farias y Vera Fischer. Ficha técnica
TV
Puntaje: 10

El clon fue una historia de espejos. Los personajes de la novela dirigida por Jayme Mojardim y equipo veían y vivieron a través de espejos. Este estilo de vida no implicaba la claridad, por el contrario, la historia de cada uno de los protagonistas sucedería cubierta con velos.
Los espectadores de El clon asistimos a una celebración del melodrama. Melodrama significa música más drama, esa combinación es vital para el desarrollo de la narración y depende del estilo del realizador. En El clon la banda de sonido estuvo a cargo de Marcus Viana, él fue el creador de El miraje, la maravillosa canción que acompañaría a los enamorados durante todo el relato. “Tan sólo por amor, la vida se rehace”, cantaba Viana; el relato necesitaba de la música y cada canción permitía la identificación de los personajes, fueron soberbios artistas pop los que cantaban (y encantaban) con sus canciones de amor.
El elenco de El clon es comparable, en nivel actoral, trayectoria en telenovelas, popularidad de los actores y pericia de los escritores, con Resistiré. No hubo distinciones entre los protagonistas y los personajes secundarios, había relato para todos y cada uno de los magníficos actores.
La potencia del producto arrasó, extenuó de placer a los espectadores. Mojardim escribe y rescribe un género que estaba agonizando. El pensamiento occidental se enfrentó con el oriental. El Islam se quedó sin palabras ante el avance científico, la clonación (en una inmensa metáfora acerca de las limitaciones de las escrituras ante el paso del tiempo), pero guardó un destino para todos aquellos creados por un Dios divino. En el final, cada uno de los protagonistas involucrados con Lucas y Jade tuvo un destino. “Maktub, estaba escrito”, sentenciaron los enamorados al reunirse en el desierto, todos encontraron un oasis. Sólo el clon carecía de destino, él era la creación de un hombre que quiso ser Creador. Leo caminaba sin rumbo por el desierto junto a su padre, ese plano infinito fue desolador, tan triste la suerte o la existencia de alguien que no fue, un ser que no pertenecía y que no tenía nada, ni siquiera historia. Leo era una copia; por más que se plantara ante Lucas y se miraran cual espejo, él no tenía posibilidad de alcanzar su felicidad, sus dedos sólo sentían el cristal, ya que Lucas era el que había vivido. No hubo esperanza para el clon. La historia no cedió al cliché y, una vez más, enalteció al género.
María Marta Sosa.

MUSICA PARA MIS OIDOS
La discografía de El clon llegó a la Argentina entre fines del 2002 y principios del 2003. El primer cd es El clon, este fenómeno contiene los ingredientes que hacen de la novela un soberbio melodrama, arranca con El miraje y sigue con las obras maestras a cargo de los clásicos intérpretes de música para telenovelas como Donato & Stefano, Franco de Vita, Jose Alberto, Melina León, MDO, Guaraná, más la increíble Luna interpretada por Alessandro Safina y el hit que tocan en los restaurantes árabes Habibi. El segundo cd, Marcus Viana Maktub, contiene la deliciosa versión en portugués de El miraje + bonus track en español + tres imponentes Maktub + desoladora Bajo el sol de Adriana Mezzadi + canciones árabes de la novela, completa junto a Las danzas del vientre la espléndida trilogía musical.
MMS.

posteado en cinequanon el miércoles 27 de agosto del 2003.

Vivir su vida 

Disputas (Argentina, 2003). Dirigido por Israel Caetano. Con Mirtha Busnelli, Belén Blanco, Dolores Fonzi, Julieta Ortega, Florencia Peña y Rolly Serrano. Ficha técnica
TV
Puntaje: 9

La realización de Israel Caetano fue nuestra posibilidad de crear disputas. Caetano volvía a la televisión para discurrir con el mundo. Ese espacio donde de las disputas de los bandos, la opción de Caetano para hacer la revolución, saldrían las palabras para escribir esta historia de amor. Para ejecutar la querella, el director contaba con pactos preexistentes. La televisión argentina y sus mares de locura. Grande pá, La extraña dama, Marco, el candidato, Tumberos (después del impecable telefilm La cautiva, Tumberos fue el primer arca de este autor que navegaba en los mares de la tv), Petardos estuvieron entre los títulos de los capítulos. Las referencias a los casting “sábana” que debía pasar Majo para tener su show infantil ilustraban el mito del éxito. En el último capítulo, Gala, devenida en directora de cine porno, ante la negativa de su actriz a desnudarse, emprendería la defensa a la pornografía, al desnudo; todo lo que las actrices de Disputas interpretaron con elegancia y que aquellos falsos críticos condenaron desde sus sillas de panel, desde la omnipotencia gráfica o en calidad de “colega del medio”.
El cine argentinotambién recibió honores. Caetano homenajeó a Leonardo Favio con toda la velocidad del mambo, propuso otra vuelta para Comisario Ferro, evocó a Amelia Bence para rotular el capítulo en el que Amelia destronaba a la extraña dama. Toda una batería de saber popular para demostrar que la familia adoptiva podría sortear las decepciones de la vida y cantar la felicidad.
Caetano relató la vida de sus mujeres con una ternura desproporcionada (este adjetivo vale para la banda sonora que agotó de emoción con perlas de José Luis Perales, Nacha Guevara, Ataque 77, Ricardo Arjona); utilizó la búsqueda de cada protagonista para configurar la identidad de la familia; unificó las citas de cada capítulo, así como las aperturas y mini documentales que incluía después de los cortes, proclamando su amor al cine y su pericia como realizador de tv. Nos encontramos con una creación soberbia. Una realización impecable que iluminó la obra (Pizza, Birra, Faso; Bolivia; La cautiva; Un oso rojo; Tumberos) de Israel Caetano.
María Marta Sosa.

posteado en cinequanon el lunes 11 de agosto del 2003.

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