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miércoles, septiembre 24, 2003

Los cuatro fantásticos 

Los Simuladores (Argentina, 2002). Dirigido por Damián Szifrón. Con Federico D´Elía, Alejandro Fiore, Diego Peretti y Martín Seefeld. Ficha técnica
TV
Puntaje: 9

Existe un universo distinto: Los Simuladores. Un universo que resulta ser ostentosamente absurdo pero decoroso e histriónico, que al sistema le hace críticas políticas y sociales sinuosas (al límite de lo ejemplar y bordeando lo cotidiano), que brilla con un humor irresistible y es absolutamente honesto. Tiene historias/casos que uno no puede dejar de ver y el cariño de los espectadores hacia los personajes es poco usual. Szifrón, el padre de la criatura, disfruta la aventura clásica y propone un programa popular, inteligente, con segundas y terceras líneas, que atrapa a todos los sectores de la población.
Los simuladores son rígidos en su trabajo y en su vida. Tienen disciplina y ejercen tácticas militares pero a la vez se burlan de ellas. Parecen mirar el sistema desde arriba, siempre en tercera persona, sin dejar cabos sueltos. Eligen sus trabajos y hacen justicia siendo siempre fieles a una ética prescripta e histórica.
La aventura en esta segunda temporada estuvo de la mano de Verne y Conan Doyle. Pero además de la literatura de género, Szifrón maneja muchos recursos cinematográficos que están cada vez mas expuestos en esta segunda temporada. Es notoria la influencia y admiración a Cameron, Spielberg, Woo, Eastwood, Lucas, Coppola y clásicos como Hawks, Ford, Wilder e inclusive Hitchcock.
En esta temporada se utilizó el personaje de Milazzo, que regula más que nunca a la serie con continuidad y que hace registrar a los héroes frente a su enemigo número uno. Los capítulos tienen tramas completas de casos (generalmente uno o dos) que siempre acompañan al crecimiento y acercamiento de Milazzo, que en los primeros capítulos rescribe a un perfecto Terminator. El espacio de construcción es similar al de series como Nikita, Camaleón o El fugitivo, que también tenían o tienen sus historias propias, pero están narradas en ejes particulares que se relacionan entre capítulos por contigüidad. Los cuatro son hombres, parecen solemnes, pero particularmente uno de ellos tiene un costado cariñoso muy expuesto. Medina en esta segunda temporada explotó con su ternura frente las increíbles miradas destructoras de Lampone.
Los Simuladores no es un producto que parece cinematográfico, es un producto televisivo que utiliza con habilidad herramientas del cine. Cosa que otros no hacen. No respetan a sus padres. Ahí esta la diferencia.
Leandro Rosenzveig.

posteado en cinequanon el sábado 30 de agosto del 2003.

Imitación de la vida 

El clon (O Clone, Brasil, 2001). Dirigida por Jayme Mojardim, Mario Márcio Bandarra, Teresa Lampréia, Marcos Schechtman y Marcelo Travesso. Con Murilo Benicio, Giovanna Antonelli, Reginaldo Farias y Vera Fischer. Ficha técnica
TV
Puntaje: 10

El clon fue una historia de espejos. Los personajes de la novela dirigida por Jayme Mojardim y equipo veían y vivieron a través de espejos. Este estilo de vida no implicaba la claridad, por el contrario, la historia de cada uno de los protagonistas sucedería cubierta con velos.
Los espectadores de El clon asistimos a una celebración del melodrama. Melodrama significa música más drama, esa combinación es vital para el desarrollo de la narración y depende del estilo del realizador. En El clon la banda de sonido estuvo a cargo de Marcus Viana, él fue el creador de El miraje, la maravillosa canción que acompañaría a los enamorados durante todo el relato. “Tan sólo por amor, la vida se rehace”, cantaba Viana; el relato necesitaba de la música y cada canción permitía la identificación de los personajes, fueron soberbios artistas pop los que cantaban (y encantaban) con sus canciones de amor.
El elenco de El clon es comparable, en nivel actoral, trayectoria en telenovelas, popularidad de los actores y pericia de los escritores, con Resistiré. No hubo distinciones entre los protagonistas y los personajes secundarios, había relato para todos y cada uno de los magníficos actores.
La potencia del producto arrasó, extenuó de placer a los espectadores. Mojardim escribe y rescribe un género que estaba agonizando. El pensamiento occidental se enfrentó con el oriental. El Islam se quedó sin palabras ante el avance científico, la clonación (en una inmensa metáfora acerca de las limitaciones de las escrituras ante el paso del tiempo), pero guardó un destino para todos aquellos creados por un Dios divino. En el final, cada uno de los protagonistas involucrados con Lucas y Jade tuvo un destino. “Maktub, estaba escrito”, sentenciaron los enamorados al reunirse en el desierto, todos encontraron un oasis. Sólo el clon carecía de destino, él era la creación de un hombre que quiso ser Creador. Leo caminaba sin rumbo por el desierto junto a su padre, ese plano infinito fue desolador, tan triste la suerte o la existencia de alguien que no fue, un ser que no pertenecía y que no tenía nada, ni siquiera historia. Leo era una copia; por más que se plantara ante Lucas y se miraran cual espejo, él no tenía posibilidad de alcanzar su felicidad, sus dedos sólo sentían el cristal, ya que Lucas era el que había vivido. No hubo esperanza para el clon. La historia no cedió al cliché y, una vez más, enalteció al género.
María Marta Sosa.

MUSICA PARA MIS OIDOS
La discografía de El clon llegó a la Argentina entre fines del 2002 y principios del 2003. El primer cd es El clon, este fenómeno contiene los ingredientes que hacen de la novela un soberbio melodrama, arranca con El miraje y sigue con las obras maestras a cargo de los clásicos intérpretes de música para telenovelas como Donato & Stefano, Franco de Vita, Jose Alberto, Melina León, MDO, Guaraná, más la increíble Luna interpretada por Alessandro Safina y el hit que tocan en los restaurantes árabes Habibi. El segundo cd, Marcus Viana Maktub, contiene la deliciosa versión en portugués de El miraje + bonus track en español + tres imponentes Maktub + desoladora Bajo el sol de Adriana Mezzadi + canciones árabes de la novela, completa junto a Las danzas del vientre la espléndida trilogía musical.
MMS.

posteado en cinequanon el miércoles 27 de agosto del 2003.

Vivir su vida 

Disputas (Argentina, 2003). Dirigido por Israel Caetano. Con Mirtha Busnelli, Belén Blanco, Dolores Fonzi, Julieta Ortega, Florencia Peña y Rolly Serrano. Ficha técnica
TV
Puntaje: 9

La realización de Israel Caetano fue nuestra posibilidad de crear disputas. Caetano volvía a la televisión para discurrir con el mundo. Ese espacio donde de las disputas de los bandos, la opción de Caetano para hacer la revolución, saldrían las palabras para escribir esta historia de amor. Para ejecutar la querella, el director contaba con pactos preexistentes. La televisión argentina y sus mares de locura. Grande pá, La extraña dama, Marco, el candidato, Tumberos (después del impecable telefilm La cautiva, Tumberos fue el primer arca de este autor que navegaba en los mares de la tv), Petardos estuvieron entre los títulos de los capítulos. Las referencias a los casting “sábana” que debía pasar Majo para tener su show infantil ilustraban el mito del éxito. En el último capítulo, Gala, devenida en directora de cine porno, ante la negativa de su actriz a desnudarse, emprendería la defensa a la pornografía, al desnudo; todo lo que las actrices de Disputas interpretaron con elegancia y que aquellos falsos críticos condenaron desde sus sillas de panel, desde la omnipotencia gráfica o en calidad de “colega del medio”.
El cine argentinotambién recibió honores. Caetano homenajeó a Leonardo Favio con toda la velocidad del mambo, propuso otra vuelta para Comisario Ferro, evocó a Amelia Bence para rotular el capítulo en el que Amelia destronaba a la extraña dama. Toda una batería de saber popular para demostrar que la familia adoptiva podría sortear las decepciones de la vida y cantar la felicidad.
Caetano relató la vida de sus mujeres con una ternura desproporcionada (este adjetivo vale para la banda sonora que agotó de emoción con perlas de José Luis Perales, Nacha Guevara, Ataque 77, Ricardo Arjona); utilizó la búsqueda de cada protagonista para configurar la identidad de la familia; unificó las citas de cada capítulo, así como las aperturas y mini documentales que incluía después de los cortes, proclamando su amor al cine y su pericia como realizador de tv. Nos encontramos con una creación soberbia. Una realización impecable que iluminó la obra (Pizza, Birra, Faso; Bolivia; La cautiva; Un oso rojo; Tumberos) de Israel Caetano.
María Marta Sosa.

posteado en cinequanon el lunes 11 de agosto del 2003.

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